domingo, 4 de diciembre de 2011

Las emisiones de CO2 marcaron un nuevo récord en 2010: 10.000 millones de toneladas


La crisis internacional no frena la generación mundial de gases de efecto invernadero

La crisis financiera global no ha reducido las emisiones totales de CO2 en el planeta, como muchos esperaban. Tras una ligera caída de las mismas en 2009 (del 1,4%), se ha retomado la tendencia al crecimiento en 2010 (incremento del 5,9%), hasta el punto de que el año pasado se llegó a los 10.000 millones de toneladas, todo un récord. Son los datos de un análisis científico presentado en la revista Nature Climate Change. Las emisiones globales de dióxido de carbono generadas por la utilización de combustibles fósiles han aumentado un 49% en las últimas dos décadas.
En cuanto a este año, las proyecciones apuntan a un crecimiento del 3,1%, igual a la media anual de incremento en primera década del siglo XXI, que triplica la media de la década anterior. "Muchos vieron la crisis como una oportunidad para desligar la economía global del crecimiento persistente y creciente de las emisiones, pero el regreso a la misma tendencia en 2010 sugiere que no se ha explotado esa oportunidad", señala Glen Peters (del Centro Internacional de Clima y Medio Ambiente, Noruega) y primer firmante del análisis, realizado por el Global Carbon Project.

Estos nuevos datos se presentan precisamente cuando la cumbre anual del clima de Naciones Unidas, que se celebra en Durban (Suráfrica), entra en su tramo final, el de las decisiones.

"Las emisiones globales desde 2000 se sitúan en el extremo más alto de las proyecciones utilizadas en el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), que indican un calentamiento muy por encima de los dos grados centígrados para 2100", señala Corinne Le Quéré (directora del Centro Tyndall para Cambio Climático y profesora de la Universidad de East Anglia, Reino Unido), una de los autores del análisis. "Sin embargo", recuerda, "los gobiernos se han comprometido a [tomar medidas para] contener el calentamiento por debajo de los dos grados y evitar así los aspectos más peligrosos del cambio climático, como la escasez de agua en extensas zonas, el aumento del nivel del mar o el incremento de fenómenos meteorológicos extremos".

¿Qué ha pasado para ese repunte inmediato de las emisiones tras la caída puntual de 2009? El crecimiento hay que apuntárselo tanto a los países desarrollados como a los países en desarrollo, o algunos de ellos. "El impacto de la crisis financiera de 2008-2009 en las emisiones globales ha sido breve debido a los fuertes incrementos en las economías emergentes, al retorno al crecimiento de las emisiones en los países desarrollados y al incremento de la intensidad de los combustibles fósiles en la economía mundial", dicen los científicos en el informe.
 
Los países desarrollados en su conjunto redujeron sus emisiones en 2008 (1,3%) y en 2009 (7,6%), pero las aumentaron en 2010 (3,4%). Pero el crecimiento es continuo y notable en los países en vías de desarrollo: 4,4% de aumento en 2008; 3,9%, en 2009; 7,6% en 2010. El incremento global del año pasado "fue debido a las altas tasas de aumento de unas cuantas economías en desarrollo clave ?como China (10,4%) e India (9,4%)? aunque la contribución de algunos país desarrollados fue también sustancial en términos absolutos: por ejemplo, EE UU, 4,1%, Federación Rusa, 5,8% y los 27 países de la UE, 2,2%".

"Con este último estudio vemos que la caída [de las emisiones en 2009] fue demasiado efímera e incluso la floja recuperación económica de 2010 nos ha puesto de nuevo en la trayectoria de altas emisiones", señala David Reay, especialista de la Universidad de Edimburgo. Ahora se está cerrando la oportunidad de evitar un cambio climático a niveles peligrosos. "Se han puesto peor las cosas para quienes pretenden un avance en la conferencia de Durban", añade.

El comercio global exige localizar el origen de las emisiones para obtener un panorama lo más preciso posible de las responsabilidades. Los países desarrollados siguen externalizando parte de sus emisiones a las economías emergentes a través del comercio internacional. Peters y sus colegas señalan que las emisiones correspondientes a los países desarrollados generadas en bienes y servicios producidos en los países en desarrollo han pasado de suponer el 2,5% del total, en 1990, al 16%, en 2010.

El caso británico es un ejemplo de este mecanismo: el CO2 generado por el uso de combustibles fósiles creció un 3,8% en 2010, pero aun así, el Reino Unido se situó un 14% por debajo de su nivel de 1990 (el año base de la contabilidad del Protocolo de Kioto); sin embargo, las emisiones del comercio de bienes y servicios pasó del 5% del total del país hace 20 años al 46% ahora. Esto significa que las emisiones británicas, contando la cantidad externalizada por el comercio internacional, es decir, el CO2 generado para producir gran parte de los bienes que se consumen en el país, están ahora un 20% por encima del nivel de 1990.

Hay que tener en cuenta que, en 2009, por primera vez, los países en desarrollo superaron a los desarrollados por emisiones basadas en el consumo (incluyendo las asociadas a las importaciones y excluyendo las de las exportaciones). Ese año China superó a EE UU en este parámetro.

Con los 10.000 millones de toneladas de CO2, la concentración de este gas de efecto invernadero en la atmósfera se sitúa en 389,6 partes por millón (el nivel anterior a la revolución industrial era de 280 ppm). Los científicos calculan que la mitad de esa cantidad total de carbono permanece en la atmósfera y la otra mitad es absorbida por el océano y por los sumideros terrestres.

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