martes, 7 de junio de 2011


Un vestido de $12.000 se fabrica con "esclavos" que cobran $6 la hora

Una cámara oculta reveló cómo se fabrica la ropa de los famosos. Talleres clandestinos y explotación laboral ensucian a tres diseñadores. "No tengo nada que ver", se defendió uno de ellos en 24CON.
El hilo de la clandestinidad se cortó por lo fino otra vez. La ONG La Alameda detectó, a través de una intensa investigación y por medio de una cámara oculta, un taller esclavista de costura que funciona en Avellaneda y que su ilegalidad salpica a tres famosos diseñadores.

Se trata del local ubicado en la calle Pitágoras 1790, donde funciona el negocio de una mujer que se hace llamar Lucía pero que su verdadero nombre, según la ONG, es Pía Núñez. Dentro de la casa, las dos personas que entraron con la identidad cambiada haciéndose pasar por desempleados, lograron identificar al menos tres prendas rotuladas con las etiquetas de los famosos modistos Jorge Ibáñez, Laurencio Adot y Benito Fernández.

Todos ellos prominentes diseñadores que se especializan en vestir a los famosos de la élite mediática argentina. Sus creaciones aparecieron en eventos reconocidos como los Martín Fierro, la serie estadounidense Sex and the City e incluso entre la nobleza holandesa con Máxima Zorreguieta a la cabeza. Ninguna de estas indumentarias estaría libre de culpa.


“No tengo nada que ver”, se defendió Jorge Ibáñez en comunicación con 24CON. El modisto intentó desligarse de la truculenta situación y señaló: “Me sorprendí cuando me enteré de la denuncia. No conozco ningún taller clandestino. Estoy absolutamente en desacuerdo con este tipo de trabajo y me apego a la propia denuncia”.

Lo que sí reconoció Ibáñez es que “una tal Lucía” se apersonó en su oficina “hace un tiempo” para “hacer una prueba sobre unas muestras”. El mediático adujo que esta persona “cobró bien por su trabajo” y que nunca más la vio. Eso no explica del todo la casual coincidencia entre el nombre “ficticio” de Lucía y la dueña del taller clandestino donde se ve en la cámara oculta que se confeccionaban los vestidos de Ibáñez en Avellaneda.


En diálogo con este medio, el propio Jorge Ibánez aclaró que su producción "no es en serie" y que no trabaja con talleres. “Son prendas exclusivas que las trabaja una sola persona, a lo sumo dos”, dijo.

Aunque en una entrevista realizada por C5N, el mismo diseñador reconoció que tiene más de 500 clientes. “Conozco la gente que trabaja conmigo, de hecho trabajamos hace años y tengo una excelente relación con ellos”, sostuvo.

Por su parte, los otros dos prenderos prefirieron no atender el teléfono de 24CON.


Los números de la investigación aterran. Conforme con la denuncia, la titular del taller clandestino vendería las prendas terminadas a los diseñadores por $2000, la misma que éstos revenderían en forma exclusiva a sus distintivos clientes a no menos de $25000. Todo a un costo de $6 la hora por trabajador.

“Tienen días laborales que violan los convenios colectivos de trabajo y que llegan a 18 horas por jornada”, denunció el titular de La Alameda, Gustavo Vera.

Pero la precaria situación de los “esclavos” no termina así. Además de sufrir una brutal explotación que “depende de lo que rinden” cada uno de ellos, los trabajadores padecen el “trabajo forzoso” proscripto por la Constitución Nacional y los tratados internacionales.

De acuerdo al video, los contratos se realizan “en negro” y no es necesario constatar la identidad mediante el DNI. “Vivo al lado del chino”, le dice el presunto empleado a Núñez quien no se toma la molestia de averiguar dónde. Y lo registra así. Textual.


6 de junio de 2011

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